4.7.25

Los límites del sonido en Altea.



"El ruido superficial es el sonido del tiempo. Escuchas y te das cuenta de que el mundo ha seguido adelante sin ti". (Philip Jeck)


Con motivo de la celebración el 18 de julio del World Listening Day (WLD) para concienciar sobre la importancia de la escucha en nuestras vidas y en el mundo, publico la referencia 101 de República Ibérica Ruidista titulada "Los sonidos del límite en Altea", un trabajo sonoro que reúne una serie de grabaciones de campo realizadas entre 2023 y 2024 en un paraje natural situado en las afueras de Altea (Alicante, España).

Un lugar especial donde abundaba la Arundo donax. Un cañaveral que invadió la desembocadura del río alicantino en un área de 50.000 metros cuadrados entre el puente de la autopista AP7 y el mar. Pero ha sido eliminado para evitar inundaciones y propagación de especies invasoras. La desembocadura del río Algar es un entorno híbrido, donde confluyen el monte bajo mediterráneo, antiguos bancales de cultivo, acequias, y barrancos de piedra caliza, configurando un paisaje sonoro rico en texturas, capas y silencios.

Durante las sesiones se emplearon micrófonos de contacto, hidrófonos, un geofón adosado al puente (muy transitado) que preside el lugar, y pequeñas grabadoras Zoom y Roland en campo abierto. Estas técnicas permitieron capturar fenómenos acústicos imperceptibles al oído desnudo: las micro-vibraciones de la materia vegetal y mineral, la resonancia del agua bajo tierra, el ruido eterno de los coches al cruzar el puente, o las tensiones invisibles que atraviesan el territorio cuando el viento, el sol o la fauna lo modifican.

El resultado no busca una representación fiel del entorno, sino una escucha expandida: una atención radical que transforma el espacio en cuerpo resonante. En estas piezas se entrelazan el canto distante de un ave, el goteo incesante en una cavidad calcárea, el zumbido de un insecto sobre una hoja metálica, el crujido térmico de una roca, o el eco filtrado de una actividad humana apenas presente.

Este disco propone, por tanto, un tipo de escucha en el que el tiempo se dilata y el paisaje revela una memoria no escrita. Cada fragmento sonoro es una grieta en el presente, un acceso al subsuelo invisible del mundo.