Reproduzco íntegramente la entrevista que publiqué en el blog ya extinto de Fnac, ahora ClubCultura, ya que todos los artículos y entrevistas han desaparecido de la red.
VÍCTOR LENORE. EL
TERROR DE LOS HIPSTERS. ENTREVISTA
Estas últimas semanas se ha producido un
pequeño terremoto tras la publicación de un más que recomendable libro que
pretende hacernos reflexionar sobre la cultura indie, y los denominados
gafapastas y hipsters, término este último muy trillado y utilizado hasta
por las niñas de los colegios de Carmelitas. Se han producido otras
aproximaciones irónicas como la columna Modernillos de mierda, y el cómic Moderna de pueblo,
algo más benevolente, pero es con el libro autocrítico y reflexivo de Víctor
Lenore donde podremos entender bajo un prisma social
toda esta movida cultureta, clasista, y reaccionaria. Es el
momento de destripar el hecho diferencial del “hipsterismo”.
Está claro que Lenore no quiere ser adorado y
por ello está recibiendo muchas críticas, la mayoría sin fundamento. Lo
indiscutible es su valentía y atrevimiento, aunque algunos le tachen de
oportunista. El caso es que ha levantado ampollas sobre algo que nadie se
atrevía a encarar con seriedad, porque reflexionar sobre ello tiene más de
seriedad que de humor. El autor pondrá sobre el papel datos e información que
derriban lo que realmente es un castillo de naipes bien marcados que representa
la modernidad de una gente que tiene fobia a lo colectivo y lo social. “Indies, hipsters y gafapastas”
es un excelente libro, ameno, e interesante porque incluye en sus páginas
muchas verdades. Publicado por la editorial Capitán Swing,
y distribuido en las tiendas FNAC y en la propia web, entrevistamos a Lenore antes de que
acabe dilapidado. Y eso que en otros países del entorno existen publicaciones
sociológicas al respecto y nadie se tira de los pelos (perdonen la expresión).
¿Son los hipsters los
nuevos pijos? ¿Indie significa independencia o individualismo? ¿Esta cultura
supuestamente contracultural es una creación para fomentar sujetos pasivos y
consumistas? ¿O tal vez los que dominan y domestican la cultura necesitan de
esa modernidad estética y principios para vender y perpetuar su poder
aparentemente bondadoso?
De los tiempos donde los jóvenes querían o
intentaban cambiar el mundo de base, a los actuales donde lo único
que pretenden que seamos es ser los más modernos y más adorados, han
pasado no más de tres décadas. Atrás quedan otras generaciones que fueron
definidas por Jean Luc Godard como “los hijos de Marx y la Coca-Cola”. En vez de lucir como rebeldes sin
causa, una chupa roja y tupé, ahora lo que se llevan son las camisetas de
leñador (nada sucias como en los tiempos grunge), barbas, tatuajes hasta en las
axilas, anillos, culto a las marcas, e individualismo con pose de superioridad.
Son los tiempos de la anti tribu individualista, pero afortunadamente todo
esto está cambiando. Lenore nos explica todo sobre este libro, y sus objetivos.
Pregunta: Elegiste al cantante Nacho Vegas para el prólogo, y las críticas que está recibiendo el asturiano
son continuas.
V.
Lenore: Vegas es uno de los
músicos con los que más sintonizo políticamente. Básicamente, es una estrella
de rock, un trabajo muy propicio para cultivar el narcisismo, pero él ha
decidido controlarlo. Tiene un discurso sencillo, humilde y empático,
basado muchas veces en la autoparodia, pero que nunca cae en el cinismo.
Canciones como “Ciudad vampira” y “Cómo hacer crack“, entre muchas otras, reflejan los conflictos
que sufrimos en nuestra vida cotidiana.
Pregunta: ¿Cuál ha sido el objetivo de este ensayo? ¿El poder aclarar
conceptos o por una toma de posición al respecto?
V. Lenore:
Considero el hipsterismo una
derrota política. Parece algo moderno, con cierto aire contracultural, pero es
una especie de Caballo de Troya por el que nos cuelan los valores dominantes:
elitismo, anglofilia, meritocracia, machismo y hasta cierto racismo cultural.
Otros autores lo han visto antes que yo: César Rendueles, Owen Jones, Thomas
Frank, Stuart Hall y Mark Greif, por citar unos pocos…. En el texto intento
difundir sus mejores argumentos, salpicados de experiencias personales.
Pregunta: ¿No crees que esto de la pose hipster está creciendo justo ahora
que el aumento de la pobreza y el clasismo determina tu futuro inmediato?
¿Significa la distinción como medio de supervivencia en el mercado laboral? ¿Es
sinónimo de triunfo?
V. Lenore:
Totalmente. En el libro explico que, si te metes en Google
Trends, las búsquedas de la palabra “hipster” se disparan en España
justamente a partir de 2008, con la llegada de la debacle financiera y
económica. Nos agarramos a gustos culturales presuntamente elevados y
exquisitos para sentirnos por encima de la “masa”, que es lo mismo que decir de
la clase trabajadora o el precariado. El hipsterismo es un proceso de
desclasamiento, que apuesta por el individualismo frente a las soluciones
colectivas.
Pregunta: Explica a los lectores del blog que aún no han leído tu libro la
diferencia entre indie, hipster o gafapasta.
V. Lenore: El
Indie es un subcultura nacida en Reino Unido en los años ochenta, dominada por
chicos de entre 18 y 26 años. Son canciones intimistas, melancólicas, grabadas
con pocos medios. Casi todas están escritas en primera persona. Hablamos de un
movimiento individualista y autorreferencial, al menos en su nacimiento. Hipster es una palabra de larga tradición que arranca en los años 40 asociado a
la generación beat, aquellos jóvenes que se bajaron en marcha del “sueño americano”
para escuchar be-bop, fumar marihuana y vagabundear un poco. El término
resucita en Williamsburg (Nueva York) en la década de los 2000 para nombrar a
una versión burguesa e hiperconsumista de esa subcultura. Mientras los viejos
hipsters buscaban cosas fuera del mercado, los nuevos solo piden cosas que
están en los escaparates, como bien ha explicado el crítico Simon Reynolds.
“Gafapasta” creo que viene de Woody Allen. Designa a los
jóvenes que piensan que sus gustos culturales “premium” (discos raros, cine de
autor, metaliteratura al estilo Vila-Matas) les colocan por encima de “las
masas” que consumen productos “normales”.
Pregunta: La música indie en España siempre
se entendió más como individualismo estético que como actitud de independencia
frente al sistema que como individualismo. ¿O tal vez no? ¿Por qué se ha
desvirtuado tanto esa palabra? Los que se consideraban en la adolescencia
“indies” lo creían que representaba un rechazo frontal a la industria
discográfica, tal vez más por gustos que por cuestión ideológica, aunque sin
descartar esto último. Y no todos eran de clase media.
V. Lenore: Cuando
hablo de que el indie es de clase media me refiero a que tiene aspiraciones de
clase media. Hay mucho indie que viene de la clase trabajadora y que se apunta
a esa subcultura como medio de distinción social. El indie español se limitó a
copiar la estética anglosajona, dejando aparte la ética, por eso nunca tuvimos
un grupo tan combativo como los Housemartins (aunque encuentro ecos del
grupo en algunas canciones de La Casa Azul, por ejemplo). El indie
español fue pura distinción y esteticismo. Hay una frase muy chula de Nacho
Vegas en el prólogo del libro que dice que se metió en el indie buscando
independencia y que, sobre todo, lo que encontró fue individualismo.
Pregunta: Los que moldean conciencias a través de los medios de
comunicación con la cultura hipster ¿quieren que la diferenciación entre la
gente sea una constante? Algo muy rentable, por cierto. ¿Este tipo de
individualismo es el germen para una futura inacción por parte de las futuras
generaciones? ¿Has podido ver a muchos gafapastas en las plazas del 15M, las
mareas y huelgas generales?
V. Lenore: He visto
muchos modernos, indies y gafapastas en las plazas. Empezando por mí, aunque me
considere un ex de todas esas tribus. Nos hemos politizado a golpe de recortes,
despidos y desahucios. Es fácil encontrar gente con look hipster en las
asambleas y círculos de Podemos en Madrid. Creo que eso irá a más. Me parece
una buena noticia que nos estemos dando cuenta de que nuestra subcultura tenía
una versión individualista y estrecha de la realidad. Este estimulante proceso
de politización nos ha confirmado que la cultura hipster era una burbuja
estética, lo que nuestros padres y abuelos llamaban la torre de marfil,
refiriéndose a esos géneros o artistas que se vuelcan en lo interior y olvidan
lo colectivo.
Pregunta: ¿Que opinas sobre los que escriben sobre estas cuestiones y
critican tu libro? En Inglaterra o EEUU seguro que hay muchas
publicaciones sobre este fenómeno sociológico y nadie “se tira de los pelos”,
ni acusa a nadie.
V. Lenore: Es
cierto que el libro ha despertado mucha hostilidad. Agradezco a los reseñistas
el esfuerzo de leer el texto, pero se pueden hacer críticas mucho más sosegadas
y constructivas. Me parece revelador que la mayoría de las publicaciones
hipster escojan hacer reseña, pero no les interese una entrevista. Eso denota
más voluntad de tener la última palabra que de encontrar algún tipo terreno
común.
Pregunta: Si en publicidad lo que trasmiten es autenticidad, no parecerse
al vecino de al lado, entonces esto de lo que se trata es de cuota de mercado.
¿Lo indie vende? Recuerdo como la colonia Gio usó una canción de Oval
hace años, y como Levi´s en uno de sus anuncios incluyó un tema de Biosphere.
¿Es porque los que crecieron con toda aquella música ahora tienen poder
adquisitivo, son maduros consumistas?
V. Lenore: En
parte, como dices, lo indie y lo hipster dominan la publicidad por la
trayectoria cultural de quienes ahora tienen poder en las agencias. Pero
también porque las canciones indie/hipster/gafapasta no chocan de ninguna
manera con los valores de la industria de la publicidad. Un anuncio te propone
comprar cierto producto y promete que eso te elevará por encima del gusto
masivo. La lógica hipster funciona exactamente igual, solo que los productos
son discos, libros, series….Son lógicas paralelas, basadas en la distinción…
Pregunta: ¿La falta de referentes hace que los gustos estéticos sean el centro
identitario de los jóvenes? ¿Realmente es una dominación cultural? ¿Hay
esperanzas de revertir esto?
V. Lenore:
Culturalmente, estamos tan mal que la cosa solo puede ir para arriba. Por eso
me muestro optimista. Sí estoy seguro de que existe dominación cultural: casi
todas las secciones de cultura tienen enfoques hipster. Es verdad que Malú
vende más que Morrissey, pero una editorial como Penguin
nunca va a publicar la autobiografía de Malú en su serie Classics. Otro
ejemplo: H&M prefiere anunciarse con Lana del Rey que con Enrique
Iglesias. La dominación de la que hablo es una mezcla de ventas y
prestigio.
Pregunta: No todos los grupos eran individualistas. Fugazi, Huggy Bear,
Atari Teenage Riot, The Clash, sellos españoles como B-core. ¿O en el fondo
todos quieren ser adorados, como cantaba Ian Brown en The Stone Roses?
V. Lenore: Los
artistas que mencionas me parecen excepciones a la regla. Si comparamos sus letras
con el grueso de grupos hipster vemos lo despolitizado e individualista de la
cultura “moderna”, “alternativa” o como quieras llamarla. “I Wanna Be Adored” es uno de los grandes himnos
del indie y resulta complicado negar que la letra es una oda al narcisismo que
refleja muy bien los los valores del género.
Pregunta: ¿Que esperas del libro? Ha sido publicado por Capitan Swing,
editorial dedicada a cuestiones sociopolíticas. ¿Cultureta y gafapastas son
estereotipos puramente ibéricos?
V. Lenore: “Cultureta”
y “gafapasta” son arquetipos universales, aunque las palabras sean muy
españolas. Que Capitán Swing aceptase publicar mi libro me animó mucho a
trabajar en él. Han publicado libros realmente importantes y útiles como
“Sociofobia” (César Rendueles), “Chavs: la demonización de la clase obrera”
(Owen Jones), “El minotauro global” (Yanis Varoufakis), “Por tu propio bien:150
años de consejos expertos a las mujeres” (Barbara Ehrenreich), “El problema de
los supermillonarios” (McQuaig/Brooks) o “El color de la justicia” (Michelle
Alexander). Es un honor exagerado compartir catálogo con ellos.
Pregunta: ¿Faltos de autoestima o necesidad de aumentar su estatus social
a través del hipsterismo?
V. Lenore: Para mí
es una mezcla de los dos. En mi caso, sin duda, así como en el de muchas
personas que conozco.
Pregunta: ¿Es lo indie una cantera para
las majors? ¿Una parte del
engranaje más?
V. Lenore: Se ha
convertido en eso. La industria adora lo indie porque requiere inversiones
pequeñas y tiene mucho prestigio cultural. En los años ochenta y noventa
todavía subsistía cierta resistencia a “venderse”, mientras que hoy “venderse”
es el único objetivo de los jóvenes creadores. ¿Cuál fue el último conflicto
con el sistema que tuvo la cultura indie/hipster/moderna? Casi no me acuerdo.
Quizá aquella vez que el grupo No Age denunció las condiciones esclavistas de
fabricación de Converse y Nike en la sala Apolo de Barcelona. Casi toda la
prensa moderna criticó al grupo por cobrar el concierto, pero no a las marcas por
esclavizar trabajadores.
Pregunta: El ejercito de estetas que abundan en la prensa dirigiendo
la sección de cultura, la invasión de revistas de tendencias y blogs,
significan, además de un triunfo, la dominación absoluta y por ello ¿necesitan
retroalimentarse para subsistir?
V. Lenore: La
cultura hipster es muy precaria. Si todo ese ejército de periodistas “guays”,
“irónicos” y “exquisitos” no creo que artistas como Deluxe, Agustín Fernández
Mallo y Joe Crepúsculo pudieran recibir mucha atención del público. Es una hipótesis,
claro, pero basada en veinte años de experiencia.
Pregunta: La hegemonía e imperialismo cultural hipster ¿de donde viene? Si
la contracultura fue un ejemplo de rebelión en tiempos mucho más militantes,
¿que es el hipsterismo?
V. Lenore: Los años ochenta son el escenario de una revolución
derechista, liderada por Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Felipe González. Se
legitiman dinámicas de segregación social como los colegios privados, las
urbanizaciones cerradas y los seguros médicos de pago que prometen una atención
mejor que la sanidad pública. También hay un proceso muy dañino de destrucción
sindical y privatización de empresas privadas rentables. La cultura hipster es
el reflejo cultural de esa estratificación. Es un divide y vencerás que
funcionó muy bien a los de arriba. Recomiendo el libro “La rebelión de
las élites”, de Christopher Lasch, tristemente descatalogado, pero disponible
en muchas bibliotecas.
Pregunta: Existe más oferta comunicativa, pero menos diversidad de opiniones,
un auténtico pensamiento único. ¿Cuál es la solución para acabar con esta
dominación cultural? En España también hay casos de gentrificación como ocurrió
en Brooklyn, por ejemplo, el barrio de Russafa en Valencia.
V. Lenore: La
gentrificación está en todos lados: Madrid, Barcelona, Málaga, etc. Es un
proceso de homogeneidad y de exclusión de vecinos vulnerables.La solución a eso
es la lucha vecinal y la conquista de ayuntamientos por partidos igualitarios,
que no tengan complicidad con las mafias inmobiliarias…Respecto a la dominación
mediática, creo que la solución es la intervención estatal, con una ley que
fomente y hasta financie los medios de comunicación comunitarios. También
estaría bien ligar de alguna manera los medios de comunicación con el entorno
universitario. Hemos dejado demasiado espacio en manos privadas que han
convertido la prensa cultural en un catálogo de productos.